En la noche del 19 de septiembre de 1961, Barney y Betty Hill, junto con su perro Delsey, regresaban a su casa de Portsmouth, New Hampshire, después de unas cortas vacaciones en las Cataratas del Niágara.
Detuvieron su automóvil en medio de la Ruta 3 para observar una extraña luz que se movía en el cielo. Al principio pensaron que se trataba de un avión, pero luego se dieron cuenta que esa extraña luz delante de ellos era algo más extraño. Estaban seguros de lo que estaba frente a ellos, era un platillo volador.
Se detuvieron varias veces para observar el objeto. Describiendo al mismo como con forma de “panqueque”, emitiendo luces de diferentes colores.
Cuando finalmente llegaron a casa en Portsmouth cerca del amanecer, estaban nerviosos; se sintieron sucios. Sus relojes dejaron de funcionar. Los zapatos de Barney estaban extrañamente rayados y el vestido de Betty estaba rasgado. La correa de sus binoculares estaba rota. Su automóvil presentaba unos círculos concéntricos en su parte trasera y, además hubo dos horas de viaje que ninguno de ellos pudo recordar.
Extrañas luces en el cielo
Como se explica en el libro publicado por John G. Fuller, The Interrupted Journey, el viaje de la familia Hill fue espontaneo; un merecido descanso que había decidido tomarse la pareja.
Después de 16 meses de matrimonio, Betty y Barney, realizaron este viaje como una posible luna de miel retrasada.
Barney apuró unas pocas horas su regreso con el fin de evitar, las lluvias y el fuerte viento de un huracán que se acercaba. Salieron del restaurante Vermont, alrededor de las 10 de la noche, estimando arribar a su casa cerca de las 2 o 3 am.
Mientras Barney conducía tranquilamente por la carretera, una extraña luz en el cielo, parecía apresurar la llegada de la tormenta. Pero al avanzar unos kilómetros, la luz se hizo más grande y brillante.
Barney pensó que se trataba de un avión, ya que era un gran conocedor de aviones, experiencia que le había otorgado su servicio en la Segunda Guerra Mundial.
Pero la luz comenzó a tener un comportamiento poco frecuente para un avión. Zigzagueaba y zigzagueaba. Parecía esquivar la luna, las montañas y los árboles. Por momentos, parecía moverse hacia ellos y otras veces parecía alejarse sin razón.
La curiosidad los venció. Entonces decidieron detener el automóvil. Betty, tomo los binoculares y pudo observar una luz blanca con un objeto que giraba en el aire.
En ese momento, Betty le dijo a su esposo, “Si crees que es un satélite estas siendo completamente ridículo”.
Haciendo contacto
El objeto flotaba por encima de la copa de los árboles, a poco más de 30 metros sobre ellos. Barney detuvo el auto, manteniendo el motor en marcha. Tomó una pistola, la puso en el bolsillo y corrió hacia el campo oscuro, dejando a Betty en el automóvil.
No podía creer lo que veía. Un objeto enorme, tan grande como un jet, pero tan plano como un panqueque.
Desde las ventanas, los seres “uniformados” grises, parecían mirarlo. Intentó tomar su pistola, pero por alguna fuerza oculta, no pudo hacerlo.
Comenzó a correr, gritando hacia el auto, mientras Betty trataba de visualizar la nave, estirando su cabeza fuera de la ventanilla del auto. Sintieron dos sonidos parecidos a pitidos fuertes y rítmicos desde la cajuela del automóvil.
La pareja se sintió somnolienta al instante y perdió el conocimiento.
Aparecieron cerca de dos horas después y unos 50 kilómetros delante del último lugar que recuerdan.
Evidencias físicas del contacto
El matrimonio Hill, pudo observar en la capota trasera de su automóvil, círculos concéntricos brillantes que, al colocar una brújula sobre ellos, esta giraba sin sentido.
Sus relojes se habían detenido y nunca volvieron a funcionar. La correa de sus binoculares había sido cortada.
El vestido de Betty, tenía su forro rasgado de la cintura al dobladillo, el cual además se encontraba roto. Más tarde descubrió que estaba cubierta con un extraño polvo rosado, que había degradado la tela.
Los zapatos de Barney estaban raspados en su parte superior. Las piernas de su pantalón estaban cubiertas de material vegetal. Un circulo concéntrico parecido a una verruga apareció en su ingle.
Informe del Comité Nacional de Investigaciones sobre fenómenos Aéreos
El INACAP (por sus siglas en inglés), mantuvo varias entrevistas con la pareja.
El comandante Henderson, que se encontraba en servicio en la Base de la Fuerza Aérea Pease, los visitó en persona y escribió un informe sobre la entrevista que mantuvo con la pareja el día 26 de septiembre de 1961.
Como información adicional, el Mayor Hendersen incluyó información sobre una observación de radar a las 2:14 AM. Aunque no fue posible determinar ninguna relación entre las dos observaciones, ya que la visualización por radar no pudo dar una descripción del objeto. Sin embargo, el tiempo y la distancia entre los eventos, podrían indicar una posible relación.
La investigación
El 21 de octubre de 1961, el investigador de NICAP, Walter Webb, inició su investigación preliminar confidencial en la casa de los Hills, entrevistándolos juntos y por separado durante un período de seis horas.
Recordaban conscientemente el encuentro cercano con un disco flotante silencioso, grande y los dos zumbidos que parecieron golpear la cajuela de su vehículo. Barney describió las figuras que observó en detalle y señaló que «de alguna manera no eran humanas».
Los miembros de NICAP Robert Hohmann y CD Jackson, junto con el comandante James MacDonald (oficial de inteligencia retirado de AF), entrevistaron a los Hills el 25 de noviembre de 1961. En este día, los Hills se dieron cuenta de que su viaje, que debería haber tomado aproximadamente cuatro horas en completarse, había tomado siete.
Anteriormente sabían que llegaron a casa más tarde de lo que habían previsto. Pero no tenían una explicación mundana para la discrepancia de tiempo de 2-3 horas. Sus únicos recuerdos de «tiempo perdido» eran de una esfera ardiente en el camino que se recortaba contra un grupo de árboles, un giro brusco no planificado fuera de la carretera principal y un bloqueo de carretera, sin saber dónde o cuándo ocurrió.
Los sueños de Betty
Diez días después del incidente, y por un período de cinco días Betty tuvo una serie de sueños sobre el encuentro con los ovnis. Ella describió los detalles de los sueños muy reales, pero no lo compartió con Barney, quien parecía desinteresado.
Los siguientes dos años fueron muy duros para la pareja. Barney sufrió episodios de stress que lo llevaron a desarrollar un cuadro de úlcera y trastornos de ansiedad.
Sin embargo, Betty, trató de encontrar respuestas a sus recuerdos buscando ayuda mental. Ambos se reunieron con Dr. Benjamín Simon, psiquiatra y neurólogo especializado en hipnosis.
La hipnosis de Barney y Betty Hill
En el año 1964 el Dr. Simon sostuvo sesiones con ambos miembros de la pareja por un período de seis meses.
Barney recordó que salió de su automóvil con un arma militar calibre 45 que alguna vez había usado en el ejército. Disparo contra el ovni, pero pronto se sintió abrumado por los extraterrestres. Lo llevaron a él y a su esposa a la nave espacial, donde recordó a un irlandés pelirrojo que lo saludo junto a varias personas que no parecían humanas.
Barney, describió con precisión los uniformes de los extraterrestres. Dijo que usaban gorros de pico y un uniforme con ribetes plateados, apariencia que le recordó los uniformes nazis de la SS usados durante la Segunda Guerra Mundial.
Barney, aclaró que el irlandés hablaba perfecto inglés, pero que también se comunicaba en silencio, sin necesidad de usar palabras. Tanto Barney como Betty, indicaron la misma forma de comunicación, e indicaron que los extraterrestres le realizaron exámenes médicos. Tomaron muestras de sangre y otros fluídos corporales, además de un raspaje en su piel.
A pesar de someterse a sesiones de hipnosis separadas, la pareja informó experiencias similares. La mayoría de los recuerdos de Betty, mientras se encontraba bajo hipnosis, coincidían con lo que había descripto en sus sueños.
Betty también dibujó un mapa de las estrellas y el ovni que los mantuvo cautivos esa noche.
A lo largo de las sesiones el Dr. Simon ayudó a la pareja a reconstruir lo que había ocurrido: una embarcación había aterrizado en el automóvil de la familia Hill. Después los seres grises los llevaron por una larga rampa y entraron a la nave espacial.
Una vez dentro, los Hill se separaron. A ambos le realizaron diferentes estudios médicos, en una especie de salas circulares, con una gran luz que colgaba del techo.
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Durante los exámenes, los seres alienígenas le quitaron la ropa, tomaron muestras de cabellos, uñas y de piel. Cada muestra fue colocada sobre un material transparente, similar a un portaobjeto de vidrio. Agujas, conectadas a cables largos, sondearon sus cabezas, brazos y piernas. Se insertó una aguja grande de 10 a 15 centímetros de largo, en el vientre de Betty, prueba indicada como muy dolorosa. En ese momento un ser que Barney y Betty indicaron como el líder, observaba desde un lado.
Más tarde, a solas con el supuesto líder, Betty preguntó. ¿De donde son ustedes?, admitiendo que sabía poco del universo. El ser bromeó con ella, diciendo «si no sabes dónde estás, no tendría sentido decirte de dónde soy».
Más tarde, bajo hipnosis, dibujó un mapa estelar que se le mostró en la nave.
Los informes del encuentro y las sesiones de hipnosis permanecieron en secreto hasta que, de alguna manera, se rompió la confidencialidad. El 25 de octubre de 1964, The Boston Globe publicó un informe sobre el encuentro y el secuestro alienígena de los Hills, que incluía notas de sus sesiones de hipnosis. La historia fue publicada en una serie de cinco días y recogida por United Press International (UPI).
Después de allí, todo cambio, su historia se convirtió en el tema de uno de los libros más vendidos: The Interrupted Journey: Two Lost Hours Aboard a Flying Saucer y una película protagonizada por James Earl Jones.
Reflexión Final
Los Hill, no fueron los primeros en ver un ovni o en reportar una abducción extraterrestre. Sin embargo, su historia, podríamos decir, puso en vilo a una nación. Siendo tan publicitada que cambió para siempre la forma de los encuentros y secuestros alienígenas.
La historia de los Hill, y las que vinieron después, ayudaron a allanar el camino para una nueva comprensión de la experiencia humana. Richard J. McNally, psicólogo de Harvard, lo expresa de esta manera: “El fenómeno de ‘abducción extraterrestre’, en mi opinión, muestra cómo los individuos sinceros y no psicóticos pueden desarrollar creencias y recuerdos falsos de experiencias increíbles que nunca sucedieron.»
Pero ante estas historias fantásticas, como por ejemplo el Caso Villa Boas, me surge la misma pregunta.
¿Qué es lo que lleva a personas inteligentes, emocionalmente sanas a inventar historias de extraterrestres? ¿Por qué un buen día, sin razón aparente alguien dice haber sufrido un rapto, o ver algún tipo de criatura no humana?
Para muchos estudiosos, este proceso ocurre en ciertos tipos de personalidades. Como por ejemplo aquellas personalidades con un alto poder de imaginación y cuyas mentes se encuentren abiertas a ideas inusuales.
Aquí les dejo un artículo muy interesante, publicado por el Harvard Library denominado: Explaining «Memories» of Space Alien Abduction and Past Lives: An Experimental Psychopathology Approach.
Pero quizás también, no debemos aplicar nuestra ciencia limitada, con dureza descalificativa a personas que juran y perjuran abducciones o secuestros extraterrestres.
Por ejemplo, hace mucho tiempo un biógrafo escribió: “lo grande y magnífica que fue la obra de Johannes Kepler, pero al final se lamentaba de que un hombre de su sabiduría, en la última etapa de su vida, tuviese demencia senil, llegando incluso a afirmar que «las mareas venían motivadas por una atracción que la luna ejercía sobre los mares…», un hecho que fue demostrado años después de su muerte.
La historia de Barney y Betty Hill sigue resistiendo los embates del tiempo y aún hoy, después de más de 60 años sigue intrigando a entusiastas y no entusiastas de los Ovnis.
Si te gusto compartirlo, déjame un comentario. Sino prometo esforzarme más las próxima. GRACIAS.