OVNIS

Los 5 avistamientos de OVNIS más famosos de España

Te propongo emprender un viaje a cinco casos de Ovnis que han sido ampliamente documentados por el Gobierno Español, la prensa local e investigado a fondo por la prensa especializada de la época.

España, como otros tantos lugares en el mundo, ha sido objeto (y lo es actualmente) de fenómenos inexplicables en el cielo. Muchos de ellos fueron observados por uno o dos individuos y otros tantos, por cientos e incluso miles de personas. Algunos de ellos fueron tan importantes y públicos que fueron objeto de investigación por parte del gobierno español.

Archivos OVNI desclasificados por el Gobierno de España

El Ministerio de Defensa de España ha desclasificado una gran cantidad de los denominados “Expedientes OVNI”. Estos documentos abarcan casos ocurridos a lo largo de todo el espacio aéreo español. El abanico es muy amplio: uno de los primeros casos fue observado en 1962, en Murcia, más precisamente en la localidad de San Javier, mientras que el último de ellos está fechado en 1995 en Morón, Sevilla. Algunos de estos incidentes ocurrieron en un solo lugar, otros involucraron aviones y desviaciones de rutas de vuelo, y unos pocos incluyen encuentros cercanos en tercera fase.

Ovnis en las islas Canarias – Un extraño atardecer


Eran aproximadamente las 18:30 horas del 5 de marzo de 1979. El fenómeno comenzó con lo que los testigos calificaron como un “extraño atardecer”, cuando observaron unas nubes inusuales en la zona donde se ponía el sol. Conforme el sol se ocultaba, esas extrañas nubes intensificaron sus colores, atrayendo la atención de un sinnúmero de testigos que nunca habían visto algo similar.

Al oscurecerse el firmamento, aparecieron en el horizonte, como emergiendo del mar hacia la nube, unas líneas zigzagueantes de intensa luminosidad amarilla. A medida que pasaba el tiempo, los anillos que se formaban en la nube se ensanchaban hasta adquirir colosales dimensiones, mientras la nube adquiría una luminosidad iridiscente y compacta.

A las 19:30 horas, aproximadamente, la nube iridiscente alcanzó su mayor intensidad; a partir de ese momento, sus colores comenzaron a diluirse lentamente hasta que, hacia las 20:30 horas, prácticamente habían desaparecido por completo.

A las 20:30 horas, surgió en el horizonte, en la misma dirección que la primera línea, un disco plateado que dejó tras de sí una trayectoria zigzagueante de color fuego rojizo. Llegó hasta la parte inferior de la nube iridiscente, la sobrepasó, dio un tirón y ascendió casi verticalmente, 10° por debajo de la vertical. Luego, hizo un giro a la izquierda durante unos breves segundos, voló horizontalmente y ascendió vertiginosamente hacia la vertical en una trayectoria parabólica en dirección a las Islas Canarias.

Durante su ascenso, dejó una gigantesca estela luminosa en forma de cono o copa de vino, en cuyo vértice se encontraba siempre el disco plateado. Fue esta enorme estela la que iluminó las Islas Canarias, y el fenómeno fue visto incluso desde África (Safi, Sáhara). Cuando el objeto alcanzó una altura considerable, adquirió mayor potencia y velocidad, escapando de la estela que había formado y perdiéndose en la noche.

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Haciendo contacto – Los Ovnis de Gallarta

Sin duda alguna, el caso Gallarta fue un emblema del mundo OVNI de la época. ¿Fraude o manipulación de los servicios de inteligencia?

El caso Gallarta se hizo público a raíz de un artículo publicado por J.J. Benítez en el periódico bilbaíno “La Gaceta del Norte”. En él, el autor informaba con lujo de detalle sobre dos personas que habían visto aterrizar y despegar OVNIs en La Florida, una zona minera de la ciudad de Gallarta.

Los supuestos aterrizajes, informados por los dos testigos, tuvieron lugar cerca de la casa del declarante, en una escombrera situada a unos cuarenta metros de la propiedad, separada de esta por una colina de pinos. El sitio se encuentra algo alejado del pueblo, aproximadamente a doce kilómetros, entre dos grupos de casas que llevan por nombre La Florida y Campillo. El paisaje del lugar es totalmente artificial, modificado por la fuerte explotación minera y los desechos de escombros.

Con permiso para aterrizar

Según información recogida por el juez informador, el primero de los casos reportados ocurrió a las 17:00 horas del domingo 13 de febrero de 1977. El protagonista fue un testigo, denominado de “primera categoría”. Su nombre es José Luis Lozón, ingeniero naval y director de un importante astillero de la ría vizcaína. El testigo quedó asombrado por la forma y tamaño del objeto. Cree que el objeto podría alcanzar los veinticinco a treinta metros de diámetro, con una forma similar a la caperuza de un hongo.

A la pregunta de qué fue lo que más le llamó la atención en ese momento, el testigo no dudó en responder: “La velocidad inusual con la que ascendió el objeto. Se elevó en vertical, desapareciendo de mi vista en solo unas décimas de segundo”. “Al momento, se perdió en el cielo, dejando debajo de sí una especie de hongo, un ‘hilo’ blanco muy fino que desapareció en pocos segundos”, agregó.

Ante la pregunta de si conocía al vecino de La Florida, de Gallarta, que, en el reportaje del periódico de Bilbao “La Gaceta del Norte”, había visto OVNIs en cuatro ocasiones, manifestó con total tranquilidad que era su suegro.

El Ovni de Gáldar – Esos humanoides de Rojo

Corría el 22 de junio de 1976, en las primeras horas de la noche, más específicamente a las 21:27 horas, cuando la corbeta de la Armada Española “Atrevida” navegaba paralela a la costa de Fuerteventura con rumbo SSO. Parte de la tripulación observó una luz blanca saliendo del interior de la isla, que se movía lentamente en dirección al aeropuerto. La luz, una vez alcanzada cierta altura, entre quince y dieciocho grados, quedó fija e inmóvil. De manera paulatina, fue aumentando su intensidad, tomando un color azulado y formando un halo de forma circular.

Tres minutos más tarde, a las 21:30, fue observado un fenómeno muy similar por testigos en diversos puntos de la isla de Gran Canaria. En un taxi que circulaba hacia La Rosa, dos testigos, el chofer y un doctor que iban de visita profesional, aseguraron ver un objeto esférico de 30 metros de diámetro, suspendido muy cerca del suelo, con dos figuras de color rojizo en su interior.

Declaración del Dr. Francisco Julio Padrón León

“Su color era azul eléctrico, pero no deslumbraba, su radio era de unos treinta metros. En el primer tercio inferior de la esfera se veía una plataforma de color aluminio, como si fuera metálica, y tres grandes consolas. A cada lado de la consola central había dos figuras enormes, de unos dos metros y medio a tres metros de altura, enteramente vestidas de rojo. Me llamó la atención la morfología de dichas figuras: su tórax era más largo que sus extremidades inferiores, que eran cortas. Las extremidades superiores eran proporcionales a su tórax, dando la impresión de que estuvieran sentados, aunque estaban de pie. El occipital de su cráneo era ligeramente alargado. Llevaban algún tipo de escafandra, pues no pude apreciar sus facciones. Sus manos parecían terminar en punta de flecha. Su uniforme era rígido, sin arrugas, de color rojo brillante.

Asombrado, le pregunté al taxista si estaba viendo lo mismo que yo, a lo que me respondió que hacía rato que veía una gran bola, creyendo al principio que se trataba de un satélite, de esos que se ven por televisión. Entonces exclamó: ‘Pero ahora, ¿Dios mío, qué es eso? ¿Paramos y nos acercamos más?’. Le respondí, casi en un grito: ‘¡Sigue, sigue para la casa!’”.

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El Caso Manises

El 11 de noviembre, a las 22:27 h, la Torre de Valencia recibió una llamada del SAR Madrid comunicando que habían recibido informes sobre una estación de radio que emitía señal en 121.5. La Torre no recibía señal alguna, al igual que los aviones IB558, IB231 y un LAKER que despegaba de Alicante. Sin embargo, el piloto del IB231 manifestó que anteriormente, realizando la línea IB608, Madrid-Ibiza, había detectado la señal, comunicándolo al Control, que le pidió la información. Según el SAR, la señal se encontraba a unos 40 NM al NE de Valencia, por lo que, ante la posibilidad de que perteneciera a alguna avioneta del Aeroclub de Castellón, se contactó con el guarda del mismo, quien confirmó que todo estaba normal.

A las 22:07, el Control Aéreo de Barcelona contactó con el JK297 de la compañía TAE, que se dirigía de Palma a Tenerife, requiriéndole si escuchaba en la frecuencia 121.5 alguna señal de emergencia. TAE confirmó que oían la señal, pero que era imposible identificarla.

La tripulación del JK297 comunicó al Control, tres minutos después del primer contacto, a las 22:05, que tenía a la vista, a sus diez y a nivel, dos luces rojas intensas que supusieron pertenecían a un tráfico convergente con ellos, a una distancia de unas tres a cinco millas. Llamó la atención de la tripulación el no observar luz anticolisión en el tráfico. En ese momento, la posición del TAE era 15 NM al S de Ibiza y en ascenso de FL 230 para FL 330. La tripulación no vio en ningún momento objeto alguno, pero debido a la proximidad de las luces y ante el peligro de colisión con lo que suponían era un objeto de gran tamaño, decidieron desviar su ruta y aterrizar en Valencia.

A las 22:24, y autorizados a proceder a VLC a 4.000 pies, comunicaron que habían dejado de observar las luces rojas y simultáneamente dejaron de oír la señal. El TAE aterrizó a las 22:45 h.

Enterados de la llegada del TAE, el personal de servicio del aeropuerto salió al exterior de las instalaciones y observó en el firmamento tres luces que destacaban anormalmente por su brillo; de ellas, una especialmente, situada en dirección E/SE sobre el puerto de Valencia y a unos veinte grados sobre el horizonte; esta luz aparentemente estática producía destellos de color verde, rojo y blanco.

Desde la Base Aérea de Albacete despegó un scramble que contactó con Pegaso a las 23:42 h. Según surge de la conversación entre el piloto y Pegaso, la progresión hacia las luces observadas por el piloto no era en absoluto apreciable, por lo que recuperó en su base. No hubo contacto de radar con objeto alguno, ni por parte del avión, ni por parte de Pegaso. Se deja constancia de que sí hubo interferencia de radio y algunos bloqueos en el sistema de alerta del avión.

Dos controladores del aeropuerto aseguran haber visto con unos prismáticos, entre El Saler y La Albufera, luces de navegación similares a la de un reactor, alejándose hacia el sur a una velocidad un poco superior a la de uno de ellos y a una altura de aproximadamente 2.500 a 3.000 pies.

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Cesar Bugari

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