El disco es pequeño, presenta sólo 30 cm de diámetro, pero ha ocupado un lugar importante en la mente de la gente durante milenios. Fabricado en bronce, sus creadores incrustaron una antigua visión del cosmos en oro sobre él.
A lo largo de generaciones, se actualizó con nuevos conocimientos astronómicos, hasta que quedó enterrado bajo la tierra que se convertiría en la República Federal de Alemania miles de años después.
[the_ad id=»5012″]Hasta la fecha no se ha encontrado nada parecido en la arqueología europea al disco celeste de Nebra. Muchos arqueólogos lo han declarado la representación más antigua del cielo que se conoce, y para los alemanes es un emblema del patrimonio que los conecta con los antiguos observadores del cielo
Ernst Pernicka, profesor titular de la Universidad de Tubinga y director del Centro de Arqueometría Curt-Engelhorn de Mannheim sostiene que el objeto tiene aproximadamente 3600 años y procede de la Edad de Bronce.
Pero Gebhard (director de la Colección Estatal de Arqueología de Baviera) y algunos colegas se mantienen firmes en sus argumentos de que en realidad tiene 1000 años menos, y que por lo tanto comparte más con los tótems de la Edad de Hierro.
Un artículo publicado a finales del año pasado por Pernicka y Meller refutaba con contundencia los argumentos a favor de la Edad de Hierro presentados por Gebhard y Rüdiger Krause, profesor de prehistoria e historia antigua de Europa en la Universidad Goethe de Frankfurt.
El disco celeste de Nebra es un tesoro saqueado. Aquí es donde empiezan los problemas.
Dos hombres afirmaron haber encontrado el disco, junto con otros artefactos antiguos, durante el verano de 1999 en una ladera llamada Mittelberg, cerca de la ciudad de Nebra, a una hora en coche al suroeste de Halle.
Tras abollar y arañar el artefacto mientras lo desenterraban, lo vendieron junto con el resto del tesoro a un comerciante de antigüedades del mercado negro.
Las autoridades recuperaron el disco en una operación encubierta en 2002, en la que participó Meller, y procesaron a los saqueadores originales, que finalmente revelaron el lugar donde habían descubierto el disco (a cambio de un acuerdo de culpabilidad).
Meller también dirigió la excavación del yacimiento de Nebra y trabajó con otros arqueólogos para establecer su procedencia de la Edad de Bronce. En los primeros años, algunos científicos dijeron que el objeto era una falsificación.
Pero surgió el consenso de que el disco fue fabricado por los antiguos, y Meller ha promovido la interpretación del objeto como la expresión humana más antigua conocida de fenómenos astronómicos claros, como el cúmulo estelar de las Pléyades.
La base científica de la afirmación del origen de la Edad de Bronce se basa en un pequeño trozo de corteza de abedul, incrustado en la empuñadura de una de las espadas, cuya fecha de carbono es de aproximadamente 1.600 a.C. En general, el tesoro parece típico de la Edad de Bronce, lo que, según algunos expertos, refuerza la idea de que el disco también procede de esa época.
Fuente: The New York Times