Cuando los españoles llegaron a la región en siglo XVI, creyeron que en el lugar se encontraba una mítica ciudad construida enteramente en oro, idea que también se vio reforzada por un ritual en la que el rey se untaba todo su cuerpo con un polvo dorado y arrojaban cientos de objetos de oro a una laguna sagrada.
Si bien la ciudad del El Dorado nunca fue descubierta, los arqueólogos continúan recuperando en el lugar objetos de la cultura Muisca, que domino la región desde el siglo VI a.C hasta la llegada de los europeos que saquearon, mataron y acabaron con todo.
[the_ad id=»5014″]Los Muiscas eran un pueblo indígena amerindio que habitó en el altiplano cundiboyacense, ubicado en el sur del departamento colombiano de Santander
¿La mítica ciudad de El Dorado?
Los investigadores descubrieron un templo y varias tumbas en los restos de una antigua ciudad muisca situada cerca de Bogotá.
El equipo dirigido por el arqueólogo Francisco Correa encontró las vasijas, llamadas “ofrendatarios”, durante las excavaciones realizadas en la zona antes de la construcción de una ruta nacional.
El hallazgo de homenajes de este tipo es algo habitual en esta cultura (según cuenta el arqueólogo), y están usualmente asociados al culto del dios del sol Sua y su esposa Chia (la luna).
Vasijas de cerámica similares a las encontradas por el equipo de investigadores ya habían sido halladas en otros sitios antiguos pertenecientes a la cultura muisca.
Sin embargo, Correa no se muestra tan seguro sobre a quién irían dirigidas las ofrendas, por un lado, cree que se podría tratar de un culto a los antepasados, pero tampoco descarta que fuera un templo dedicado a la pareja divina (Sua y Chia)
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El sueño de El Dorado, la ciudad perdida hecha enteramente de oro, llevó a muchos conquistadores a emprender una búsqueda hasta el momento inútil, y muchas veces mortífera, a través de las selvas y montañas de Sudamérica.
Según confirman descubrimientos arqueológicos recientes, «El Dorado» no era realmente un lugar, sino una persona.
En cuanto a si la orfebrería muisca inspiró la leyenda de El Dorado, Correa manifestó que los nativos tenían una tradición en la que, durante ciertos rituales, un jefe aparecía cubierto de un ungüento que incluía partículas de oro. “Estas ceremonias fueron una de las motivaciones de este mito”, dijo Correa.
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