La casa de Jesucristo se encontraría bajo el Convento de las Hermanas de Nazaret en la ciudad israelí.
Los primeros restos de una vivienda del siglo I fueron descubiertos a finales del siglo XIX. Sin embargo, en los años treinta, los investigadores desecharon la misma teoría que ahora vuelve a plantear el profesor, al no encontrar ninguna prueba.
Ahora, Ken Dark, arqueólogo de la Universidad de Reading, vuelve a reavivar la teoría con la publicación del libro «The Sisters of Nazareth convent: A Roman-period, Byzantine and Crusader site in central Nazareth» («Convento de las Hermanas de Nazaret: un sitio de la época romana, bizantina y cruzada en el centro de Nazaret») que recoge las conclusiones de los 14 años de investigación y trabajo de campo que ha llevado a cabo sobre las citadas ruinas.
El especialista publicó en la revista «Biblical Archaeology Review» 2015 los hallazgos iniciales del enclave, donde ya sugería que había sido el hogar de María y José. Ahora, de acuerdo con «The Times», se confirma por primera vez que el convento se encuentra sobre una vivienda del siglo I que, desde el año 380 se apuntaba que había sido el lugar donde Jesús creció.
La estructura que ha sobrevivido muestra que se apoyó en una cueva natural, que contaba con dos pisos de varias estancias y almacenes alrededor de un patio y una terraza en la azotea. La excelente manufactura, según este experto, corroboraría también el hecho de que habría sido realizada por un «tekton», la descripción de la profesión de José en los evangelios griegos. Con esa denominación se designaba no solo a un carpintero, sino también a alguien que ejercía labores de albañil e incluso de construcción.
El ejemplar, además, el autor recoge las etapas por las que ha pasado la vivienda, que se convirtió en canteras y necrópolis en el período romano. Después, se construyó una iglesia-cueva alrededor del siglo IV, sobre la que se edificó a su vez otro templo más grande en la superficie, probablemente en el siglo V. Dicho templo se convirtió en «la más grande en Nazaret del siglo V al VII». Y «quien la construyó, conservando la casa y probablemente venerándola en su cripta, debe haber pensado que era un enclave bastante significativo en términos religiosos», asegura el arqueólogo.