Estas sociedades secretas trabajaron en las sombras incesantemente y cuando Adolf Hitler (un miembro de Thule junto con Göring, Himmler, Bormann, Hess y varios otros altos funcionarios nazis) se convirtió en Canciller de Alemania en 1933 dejaron las sombras y se consolidaron en el poder.
Es allí, donde los programas de investigación de los denominados discos voladores comenzaron a tomar mayor fuerza, comenzando con una serie de discos RFZ Rundflugzeug (Aviones Redondos) que utilizaban tecnología de levitado desarrollada por el profesor Otto Schumann de la Universidad Técnica de Múnich, quien trabajó en el misterioso JFM desde 1922-24.
En el año 1937 se pudieron ver los primeros discos RFZ, denominados unidades RFZ 1-3. Esta primera serie utilizaba los primeros levitadores Schumann.
Se dice que el primer disco RFZ-1 se elevó solamente unos 60 metros antes de perder el control, girar sin control y estrellarse sobre el terreno.
Lejos de desanimarse, ese mismo año se construyó el RFZ-2, que tuvo un poco de mejor suerte que su predecesor. Este era un disco alado, más pequeño con dos ametralladoras ligeras, que se utilizó en 1940 para reconocimiento sobre las Islas Británicas.
Los RFZ 3, 4 y 6 fueron todos prototipos que se hicieron más grandes y más potentes que el modelo anterior.
El RFZ-5 paso a llamarse Haumebu en el año 1939 y el RFZ-7 se convirtió en el Vril-1 Jäger (Hunter) en 1941.
Todos los proyectos de discos voladores eran supervisados directamente por las SS de Himmler, más específicamente la unidad E-IV (Entwicklungsstelle 4) que pertenecía a la rama de la Orden del Sol Negro.
Esta unidad tenía la tarea de desarrollar los diseños de disco de Haunebu y Vril que utilizaban los primeros sistemas de transmisión electromagnética y gravitacional del mundo.
La tecnología utilizada se basaba en una batería gravitacional Hans Coler (Magnetstromapparat) modificada por SS en Coler Konverter, los cuales se acoplaban a varios generadores de banda Van De Graaf y un dinamo de vórtice Marconi.
Pero si esta tecnología fue real, porque no se usó en la guerra
Una de las preguntas más simples que podemos realizar al investigar la historia de estos supuestamente fantásticos discos volantes es ¿Por qué no se usaron en la guerra?
Al parecer estas máquinas si bien tenían un rendimiento muy superior a las convencionales con motor de pistón, no podían adaptarse de manera realista a las necesidades militares de la época.
Los potentes motores electromagnéticos eran difíciles de controlar y requerían un complejo sistema de navegación celeste. Si bien la velocidad y el alcance de estas naves eran supuestamente increíbles, las características de vuelo de los discos no podían imitar a los cazas de alto rendimiento en el combate aéreo.
¿Dónde están las naves voladores del Tercer Reich?
En la primavera de 1945, la guerra se había perdido y la mayoría de los programas se detuvieron.
Pero de haber existido esta tecnología, ¿Dónde han quedado sus restos? ¿se han encontrado prototipos?
¿Qué pasa con los misteriosos discos Thule-Vril que en realidad se construyeron en pequeñas cantidades durante la guerra?
Se dice que las tropas del ejército de los EE. UU, encontraron uno de estos prototipos en un refugio sobre el suelo bien camuflado. Estaba a medio completar. Nunca se supo más sobre él.
El resto de las naves Haunebu y Vril no fueron destruidas, sino que fueron evacuadas rápidamente a partir de marzo de 1945 a un área segura de los bombardeos o la captura de los aliados.
Algunos afirman que una nave avistada sobre Alemania días finales, antes de la rendición voló a una velocidad increíble con una luz cegadora emitida por su cola.
El hecho preocupó a los equipos de inteligencia aliada, pensando que los alemanes pudieran haber desarrollado una forma de impulso fotónico.
¿Dónde fue esta nave? ¿Quiénes eran sus tripulantes? Obviamente hoy solo forma parte de un folclore poco creíble por muchos y no probado.
Pero si queremos saber que paso supuestamente con estas naves debemos hacer un viaje, a una zona bastante alejada de Alemania.
Expedición Antártida
En el año 1938, Alemania envió una expedición a la Antártida con el fin de buscar una base militar. Según se dice los alemanes encontraron el lugar ideal en la antigua Tierra de la Reuna Maud, que fue rebautizada como Neu Schwabenland (Nueva Suabia).
Allí, en secreto durante 1942-43, se construyó una base en las montañas Mühlig-Hoffman, llamada Base 211 (o Estación 211).
Durante la guerra, especialmente en la última parte, los submarinos alemanes hicieron frecuentes viajes al Atlántico Sur, América del Sur y la Antártida.
De hecho, se dice que lo últimos mensajes de Bormann y Göbbels en el búnker del Führer fueron enviados a Tierra del Fuego (Argentina), lo cual es un misterio en sí mismo.
Se cree que tanto Thule como Vril Gesellschaft evacuaron esa tecnología a la Base 211 al final de la guerra bajo el mando del general de las SS Kammler, que estaba a cargo de los programas de desarrollo de armas más secretos de Alemania.
También se cree que dos submarinos que se rindieron después de la guerra en Argentina (U-530 y U-977) llevaron carga y SS de alto rango a la Base 211. Ambos barcos estaban casi vacíos al rendirse y las tripulaciones se negaron a revelar con precisión sus cargas y destinos.
Las aguas argentinas habían sido un refugio seguro para los submarinos durante la guerra, pero el gobierno de EE. UU. presionó tremendamente a Argentina para que entregara los submarinos desaparecidos para obtener información sobre el paradero de Kammler y la Base 211.
En 1946 se dio a conocer que 54 submarinos y más de 6.000 técnicos y científicos estaban «desaparecidos» de Alemania, especialmente personas especializadas de la División Técnica de las SS.
También había 40.000 trabajadores esclavos y entre 142.000 y 250.000 ciudadanos alemanes desaparecidos. A pesar de simplemente descartarlos como pérdidas y muertes probables de la guerra, Washington sospechaba que un gran número de estos desaparecidos en realidad escaparon a Sudamérica y la Base 211 (si tal base existía).
Estados Unidos estaba tan preocupado por la base secreta que en 1947 lanzo la denominada «Operación Highjump» en lo que sería el verano antártico. Dicha operación con una fuerza de tarea militar completa fue encabezada por el almirante Byrd.
- No dejes de leer: La Base Antártica de Hitler. Operación Highjump
La «Operación Highjump» terminó en un fracaso cuando Byrd regresó después de varias semanas, muy por debajo de los ocho meses previstos.
En sus comentarios extraoficiales a la prensa sudamericana, Byrd afirmó que fue atacado por «aviones enemigos que podían volar de un polo a otro a una velocidad increíble».
Muchos estudiosos e investigadores han afirmado que todos los programas de armas más secretos del Reich se transfirieron allí: misiles, submarinos, jets y otras armas que pueden haber avanzado considerablemente. Todo parce haber estado bajo el hielo antártico.
Quizás todo sea un cuento de ciencia ficción, o quizás bajo ciento de metros de hielo se encuentren los discos voladores alemanes.
- Te va a gustar: Maria Orsic, la Medium fundadora de la Sociedad Vril
Porque razón nadie ha ido hasta esa zona a encontrar los bunkers? Es todo raro.
Hola Paola, bueno como dice el articulo son historias que pueden ser atribuidas en parte al folclore, a fabulas. Pero quizás también algo de verdad hay…. O también fueron y lo mantienen en secreto. De hecho EEUU se quedo con parte de la tecnología NAZI en la llamada Operación Paper Clic… Un saludos y gracias por escribir…
Impresionante artículo. Impecable redacción. Lo hubiera descartado como fabuloso o fantástica creación de la imaginativa colectiva pero, me cruce con unas líneas dónde se especifica la venta de documentos de Tesla a Contactos alemanes. Sin palabras. Los dibujos y las imágenes habla por si solas.
Hola Joel muchas gracias. Me alegra que te guste. Muy pronto estaré publicando mas artículos sobre este tema en particular. Un saludo grande!!! y gracias por escribir.